Esta fotografía la hice en el Parque Natural de
Despeñaperros (antes de que hicieran el condenado desvío, con ese
magníficamente destructivo puente de cemento en plena montaña).
Era temprano, y esa mañana la niebla paseaba torpemente
entre los valles de las montañas. Era una escena tan gratificante para los ojos
que no tardé mucho en coger la cámara. Estuve varios minutos fotografiando
todas las zonas de la montaña sin parar, pero se respiraba una paz tan inmensa
que me hizo darme cuenta de que estaba desaprovechando el momento observándolo
a través del visor del objetivo. Apagué la cámara para contemplar la escena.
Me encantaba porque la niebla intentaba alcanzar la parte
soleada de la montaña, sin saber que al llegar a la zona más calentita y
soleada acabaría por morir. Hay sueños que nos hacen desaparecer, pero no por
ello son menos hermosos.
Siempre has sido amante de aprovechar el momento antes que de guardarlo en una fotografía... porque siempre has preferido guardarlo en tu memoria
ResponderEliminarAsí he perdido muchas oportunidades de una buena fotografía... pero muchas veces prefiero guardarlo mentalmente, porque así es un recuerdo más efímero, tiene más encanto y es más especial. Si hacemos fotografías de todo lo que vemos, todo eso deja de ser especial, porque veríamos a diario ese momento mágico de la fotografía.
EliminarSin embargo, hay que saber determinar cada cosa en su momento, a veces guardarlo en una fotografía y otras en la memoria.